lunes, 11 de mayo de 2009

Copago



Es este un tema que va surgiendo periódicamente como el Guadiana sin que acabe de cuajar. Un tema a caballo entre la sostenibilidad financiera del sistema público, y la corresponsabilidad del paciente/usuario/cliente en la buena o mala utilización de nuestro SNS. Tanto la argumentación de lo primero como de lo segundo tiene su coste político y por tanto es difícil que alguien le llegue a poner el cascabel al gato, a pesar de que la mayoría de países europeos tienen contemplada esta medida.
Los catalanes lo lleva intentando desde hace tiempo pero cuando este –la opinión pública- enseña sus uñas y dientes se tiran para atrás.
Y es un tema que sorprende por otro lado cuando ya existe entre nosotros desde del inicio de la Seguridad Social sin que no nos plantee problemas de justicia distributiva o de equidad. El ejemplo está con las recetas del régimen general o de MUFACE (40%, y 30% respectivamente, con el agravante que estos últimos pagan toda su vida), y nadie se plantea si pueden o no pueden nuestros pacientes pagarse las medicinas. Si es justo o injusto, si es equitativo o no. Y más ahora que tenemos un paro laboral que llega cerca del 20%.
¿Cuesta más una visita de 10 e que mantener una medicación crónica aportando un 40%?. No lo sé. Pero el hecho en sí es el mismo.
Os insto a leer, los que entendais el catalán, el último número (3-2009) de los Annas de Medicina de la Acadèmia de Ciències Mèdiques i de la Salut de Catalunya i de Balears ·

2 comentarios:

José Manuel Brea dijo...

Interesantes estos datos, Mateu, a los que me has dirigido desde MEDFAM-APS. Particularmente, en Hispania aplicaría el modelo de Muface para la generalidad. Pues aunque siempre se aporta un tanto por las recetas, tiene otras prestaciones de las que carece el régimen general. Entre otras, subvención por atención odontológica y por lentes correctoras.
Un saludo.

Mateu Seguí Díaz dijo...

Si, sin perder la financiación pública (garante de la equidad) la provisión tipo MUFACE con distitas mútuas no es mal sistema. Con todo nuestro sistema más flexible y con correciones sería factible, el problema de fondo es que la sanidad es un tema político más que económico, de modo que lo que es impopular nunca llega a hacerse. un saludo